El pie cavo puede conducir a una diversidad de signos y síntomas, tales como dolor e inestabilidad. Éste puede desarrollarse a cualquier edad y puede ocurrir en uno o ambos pies.
Este trastorno se empieza a manifestar en forma de dolor en la zona del arco y el talón así como en la zona del antepie y por debajo de los dedos. El pie cavo provoca tensión muscular excesiva y rigidez de las articulaciones del pie.
El tratamiento fundamental consiste en la utilización de plantillas ortopédicas a medida adaptadas por un podólogo.
Algunos fisioterapeutas recomiendan la realización de masoterapia para preparar al pie para algunos de los siguientes ejercicios recomendados para aquellos que sufran un dolor persistente en el pie:
- Caminar descalzo sobre suelo duro.
- Subir una superficie con pendiente apoyando primero el talón.
- Bajar una superficie con pendiente de espaldas apoyando primero el talón.
Prevención:
Algunos de los ejercicios más adecuados para el estiramiento de la fascia plantar son los siguientes:
- Apoyar la punta del pie en el extremo de un escalón y bajar lentamente los talones manteniendo la tensión durante 30 segundos.
- Colocar los brazos extendidos sobre una pared, mantener una pierna extendida hacia delante y otra hacia atrás formando un ángulo de 45 grados y mantener la tensión durante 30 segundos.
- Rodar una lata fría con el pie y repetir el movimiento de 30 a 50 veces.
- Traccionar hacia atrás los dedos del pie estirando la planta y mantener la tensión durante 30 segundos doblando y estirando sucesivamente la rodilla.